El miércoles de Ceniza (1 de marzo) es el primer día de la Cuaresma. Los fieles cristianos inician ese período con la imposición de las cenizas el tiempo establecido para la purificación del espíritu.
De esta forma nos reconocemos pequeños, pecadores y con necesidad de perdón de Dios, sabiendo que del polvo venimos y que al polvo vamos.
El Miércoles de Ceniza es un llamada a la Conversión, como comunidad cristiana y como Iglesia.
El miércoles 1 de marzo es miércoles de Ceniza y el primer día de la Cuaresma. Los fieles cristianos inician con la imposición de las cenizas el tiempo establecido para la purificación del espíritu.
Recuerda una antigua tradición del pueblo Hebreo, que cuando se sabían en pecado o cuando se querían preparar para una fiesta importante en la que debían estar purificados se cubrían de cenizas y vestían con un saco de tela áspera. De esta forma nos reconocemos pequeños, pecadores y con necesidad de perdón de Dios, sabiendo que del polvo venimos y que al polvo vamos.
El Miércoles de Ceniza es un llamada a la Conversión, como comunidad cristiana y como Iglesia.
Lo que nos recuerdan las cenizas
El origen del hombre: "Dios formó al hombre con polvo de la tierra" (Gen 2,7).
El fin del hombre: "hasta que vuelvas a la tierra, pues de ella fuiste hecho" (Gn 3,19).
Dice Abrahán: "Aunque soy polvo y ceniza, me atrevo a hablar a mi Señor" (Gn 18,27).
"todos expiran y al polvo retornan" (Sal 104,29)
La raíz de la palabra "humildad" es "humus" (tierra). La ceniza es un signo de humildad, nos recuerda lo que somos.
Las cenizas, como polvo, son un signo muy elocuente de la fragilidad, del pecado y de la mortalidad del hombre, y al recibirlas se reconoce su limitación; riqueza, ciencia, gloria, poder, títulos, dignidades, de nada nos sirven.
En Job (Jb 42,6) la ceniza simboliza dolor y penitencia.
Imposición de las cenizas
La costumbre de imponer la ceniza se practica en la Iglesia desde sus orígenes. En la tradición judía, el símbolo de rociarse la cabeza con cenizas manifestaba el arrepentimiento y la voluntad de convertirse: la ceniza es signo de la fragilidad del hombre y de la brevedad de la vida.
Al inicio del cristianismo se imponía la ceniza especialmente a los penitentes, pecadores públicos que se preparaban durante la cuaresma para recibir la reconciliación. Vestían hábito penitencial y ellos mismos se imponían cenizas antes de presentarse a la comunidad. En los tiempos medievales se comienza a imponer la ceniza a todos los fieles cristianos con motivo del Miércoles de Ceniza, significando así que todos somos pecadores y necesitamos conversión. La cuaresma es para todos.
Las cenizas se obtienen al quemar las palmas (en general de olivo) que se bendijeron el anterior Domingo de Ramos. Se debe aclarar que no tendría sentido recibir las cenizas si el corazón no se dispone a la humildad y la conversión que representan.
Como se imparten las cenizas
La bendición e imposición de la ceniza tiene lugar en la Santa Misa, después de la homilía.
Las cenizas son impuestas en la frente del fiel, haciendo la señal de la cruz con ellas mientras el ministro dice las palabras Bíblicas: «Acuérdate que eres polvo y en polvo te convertirás», o «Conviértete y cree en el Evangelio».
Las cenizas son un sacramental. Estos no confieren la gracia del Espíritu Santo a la manera de los sacramentos, pero por la oración de la Iglesia los sacramentales «preparan a recibirla y disponen a cooperar con ella» Catecismo (1670 ss.)
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