En la Santa Cuaresma, la devocion de los Siete Dolores de Maria
  
Miercoles, 22/03/2017
"No me olvides, mira mi dolor, considera mis angustias y lágrimas y duelete de que sean pocos los amigos de Dios" (la Virgen María a Santa Brigida de Suecia)

Meditar los siete Dolores de Nuestra Madre Santísima es una manera de compartir los sufrimientos más hondos de la vida de María en la tierra, particularmente durante la Pasión y Muerte de su Divino Hijo.
María ha prometido gracias muy especiales para aquellos que la honran de esta manera diariamente. Hagámoslo de un modo especial en esta Santa Cuaresma.

En esta Santa Cuaresma recordemos que siempre los cristianos han aprendido de la Virgen Santísima a mejor amar a Jesucristo. Y es la misma Madre de Dios quien habló a Santa Brígida de Suecia para decirle que son poquísimos los que piensan en sus padecimientos y dolores.

Es la razón por la cual desde Hijos del Corazón Inmaculado de María proponemos para esta Cuaresma la práctica de la devoción a los Siete Dolores de la Virgen María, la cual nos fue dada a conocer por diversas revelaciones privadas.

A Santa Brígida de Suecia
La Virgen comunicó a Santa Brígida de Suecia (1303-1373):

"Miro a todos los que viven en el mundo para ver si hay quien se compadezca de Mí y medite mi dolor, mas hallo poquísimos que piensen en mi tribulación y padecimientos".
"Por eso tú, hija mía, no te olvides de Mí que soy olvidada y menospreciada por muchos. Mira mi dolor e imítame en lo que pudieres. Considera mis angustias y mis lágrimas y duélete de que sean tan pocos los amigos de Dios."


LOS 7 DOLORES
(Rezar Padre Nuestro, Ave María y Gloria luego de leer cada dolor)


  • La profecía del anciano Simeón (le anuncia que una espada le traspasará su corazón: Lc 2, 34-35) ¡Dulce Madre mía! Al presentar a Jesús en el templo, la profecía del anciano Simeón te sumergió en profundo dolor al oírle decir: "Este Niño está puesto para ruina y resurrección de muchos de Israel, y una espada traspasará tu alma". De este modo quiso el Señor mezclar tu gozo con tan triste recuerdo.
  • La huida a Egipto (María tuvo que emigrar por la amenaza de Herodes: Mt 2,13) ¡Oh Virgen querida!, quiero acompañarte en las fatigas, trabajos y sobresaltos que sufriste al huir a Egipto en compañía de San José para poner a salvo la vida del Niño Dios.
  • El Niño Jesús perdido (María vive un «infierno» con la pérdida de su hijo adolescente que se había quedado en el Templo entre los doctores: Lc 2,48; cf. Cant 3,3)¡Virgen Inmaculada! ¿Quién podrá pasar y calcular el tormento que ocasionó la pérdida de Jesús y las lágrimas derramadas en aquellos tres largos días? Déjame, Virgen mía, que yo las recoja, las guarde en mi corazón y me sirva de holocausto y agradecimiento para contigo.
  • El encuentro de María con Jesús en el camino al Calvario (María no dejó a su Hijo en el momento del dolor y aunque la escena no es referida en los evangelios no hay duda de que ella estuvo a su lado camino del Calvario, ya que estuvo al pie de la cruz). Verdaderamente, calle de la amargura fue aquella en que encontraste a Jesús tan sucio, afeado y desgarrado, cargado con la cruz que se hizo responsable de todos los pecados de los hombres, cometidos y por cometer. ¡Pobre Madre! Quiero consolarte enjugando tus lágrimas con mi amor.
  • La Crucifixión y muerte de Jesús (María esta al pie de la Cruz con el discípulo amado y otras mujeres: Jn 19, 25) María, Reina de los mártires, el dolor y el amor son la fuerza que los lleva tras Jesús, ¡qué horrible tormento al contemplar la crueldad de aquellos esbirros del infierno traspasando con duros clavos los pies y manos del salvador! Todo lo sufriste por mi amor. Gracias, Madre mía, gracias.
  • La lanzada que traspasó el Corazón de Jesús y su descendimiento de la cruz (Maríacontempló la lanzada del soldado sobre el cuerpo de Cristo: Jn 19,34) Jesús muerto en brazos de María. ¿Qué sentías Madre? ¿Recordabas cuando Él era pequeño y lo acurrucabas en tus brazos?. Por este dolor te pido, Madre mía, morir entre tus brazos.
  • La sepultura de Jesús (a petición de José de Arimatea, Pilato concedió que Cristo fuera sepultado en una tumba nueva y María tuvo que estar allí en las tareas de embalsamamiento y sepultura: Jn 19,38). Acompañas a tu Hijo al sepulcro y debes dejarlo allí, solo. Ahora tu dolor aumenta, tienes que volver entre los hombres, los que te hemos matado al Hijo, porque Él murió por todos nuestros pecados. Y Tú nos perdonas y nos amas. Madre mía perdón, misericordia.

Las siete gracias prometidas por la Santísima Virgen
Nuestra Señora prometió que concedería siete gracias a aquellas almas que la honren y acompañen diariamente, rezando siete Ave Marías mientras meditan en sus lágrimas y dolores:

  • "Yo concederé la paz a sus familias."
  • "Serán iluminadas en cuanto a los divinos Misterios."
  • "Yo las consolaré en sus penas y las acompañaré en sus trabajos.»
  • "Les daré cuanto me pidan, con tal de que no se oponga a la adorable voluntad de mi divino Hijo o a la salvación de sus almas."
  • "Los defenderé en sus batallas espirituales contra el enemigo infernal y las protegeré cada instante de sus vidas."
  • "Les asistiré visiblemente en el momento de su muerte y verán el rostro de su Madre”.
  • "He conseguido de mi Divino Hijo que todos aquellos que propaguen la devoción a mis lágrimas y dolores, sean llevadas directamente de esta vida terrena a la felicidad eterna ya que todos sus pecados serán perdonados y mi Hijo será su consuelo y gozo eterno."
Cuatro gracias especiales reveladas a Santa Isabel de Hungría
Según San Alfonso María de Ligorio, Nuestro Señor reveló a Santa Isabel de Hungría que El concedería cuatro gracias especiales a los devotos de los dolores de Su Madre Santísima:

  • Aquellos que antes de su muerte invoquen a la Santísima Madre en nombre de sus dolores, obtendrán una contrición perfecta de todos sus pecados.
  • Jesús protegerá en sus tribulaciones a todos los que recuerden esta devoción y los protegerá muy especialmente a la hora de su muerte.
  • Imprimirá en sus mentes el recuerdo de Su Pasión y tendrán su recompensa en el cielo.
  • Encomendará a estas almas devotas en manos de María, a fin de que les obtenga todas las gracias que quiera derramar en ellas.
Compartir los dolores de María
Meditar los siete Dolores de Nuestra Madre Santísima es una manera de compartir los sufrimientos más hondos de la vida de María en la tierra. María ha prometido gracias muy especiales para aquellos que la honran de esta manera diariamente. Incluida entre estas promesas de Nuestra Señora para aquellos que practican esta devoción, está su compromiso de otorgar especial asistencia a la hora de la muerte, incluso de ver su faz.

Conozca y difunda la devoción de los Siete Dolores
Inspirados en esa petición de María Santísima, la Fundación Hijos del Corazón Inmaculado de María le invita a:

Leer el folleto sobre los Siete Dolores y otro con los mensajes de la Virgen María en San Nicolás que nos ayuda a meditar en la Pasión y Resurrección del Señor que están a disposición en nuestro site.

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